Protagonizar significa "interpretar el papel principal, el más importante en una historia". A veces no somos conscientes de la historia que estamos viviendo ni del papel que jugamos en ella. Podemos ser los coprotagonistas en la historia de otro, incluso podemos ocupar un papel secundario o hasta ser los dobles de una historia en la que, verdaderamente, no tenemos un lugar.
Nuestro Ciclo Amores de Novela incluyó cuatro historias famosas de nuestra tradición y cada una de ellas nos enseñaba una definición de amor y una prácticas, unas formas de relacionarnos. Debo decir que ninguna de estas historias es la que yo quiero protagonizar, aunque también debo decir que lo he hecho y sigo haciéndolo a veces.
Claro, ahora tengo la habilidad de darme cuenta mucho más rápido del tipo de historia en la que estoy metida y, también, he aprendido cómo salirme de ellas cuando mi tristeza, mi desconexión, mi rabia o mi miedo están subiendo sus niveles y mi alegría, mi conexión y mi entusiasmo están a la baja. Eso no significa cambiar de relaciones, sino cambiar la historia que me estoy contando sobre ellas y el papel que estoy desempeñando.
Hoy te invito a ver nuevamente este Ciclo y a pensar en tu historia, en la que ahora vives. No importa si no tienes una pareja, esa es tu historia ahora...
Completa la siguiente frase:
Esta es la historia de una mujer / un hombre que...
Pueden seguir definiciones como:
- Vive en gratitud y asombro por la creatividad y el apoyo que siente en su relación.
- Siente que todos l@ utilizan sin apreciar el valor de lo que hace por ellos.
- Comparte extraordinarios momentos con personas a quienes admira y de quienes recibe reconocimiento y ternura.
- Desconfía de su pareja, del amor que dice tenerle; pero no encuentra la forma de terminar y liberarse.
- Está herid@ y no tiene ganas de volver a sentir este dolor que, aunque no quiera, sigue creyendo que es el precio que debe pagar por el amor.
No pienses en ayer, ni en hace dos años; tampoco en lo que quisieras que fuera la historia. Piensa en tu historia AHORA. Darte cuenta de tu rol, de tu historia sin adornos ni autoengaños puede ser el comienzo de una historia nueva.
Como siempre, gracias. Desde mi corazón y con todas mis bendiciones para ti, gracias por leer, por ver, por reflexionar y por compartir esta conversación. Un abrazo,
Carolina.
Comienzo por aclarar que cuanto nos enseña esta historia no está relacionado con un rol masculino, como hasta hace algunas décadas. El donjuanismo es una tendencia de relacionamiento tan vigente en los hombres como en las mujeres. No sé si siempre lo ha sido y sólo ahora se expresa libremente en las mujeres o si ha sido un "descubrimiento" reciente para las mujeres debido al creciente temor a sufrir por amor...
En cualquier caso, la historia de Don Juan nos ha enseñado un par de cosas sobre el amor desde hace años. Comienzo por decir que calificar a un hombre de "don Juan" ha sido un piropo que elogia la capacidad de conquista de un hombre. Hasta ahora no ha sido así para las mujeres. Sin embargo, si pensamos en una "doña Juana", también lo conectamos con la habilidad para seducir. En los dos casos, el seductor o la seductora logran que sus "cautivos" hagan lo que ellos desean; doblegan su voluntad.
La habilidad para conquistar es lo que está en juego aquí: el poder de seducción. Para los hombres, la seducción suele tener por objetivo la consumación sexual; para las mujeres, el enamoramiento. Así que para cada género existen unos principios de acción diferentes, aunque el placer está muy relacionado con la vanidad. Los seductores se complacen con su habilidad para dominar, para someter al otro a sus deseos.
Y, ¿de dónde surge el terror al amor? Bien, de esto Tenemos que hablar...
Como siempre, ahora es tu turno porque, ya lo sabes, no hay aprendizaje sin acción.
- Escribe una lista de las 5 características tuyas que consideras seductoras.
- Piensa cuándo, en qué circunstancias las pones en juego.
- Date cuenta de si crees que pierdes tu poder de seducción si construyes una historia amorosa.
- Imagina cómo podrías usar tu poder de seducción con tu pareja, más allá de la etapa de conquista.
Gracias y un amoroso abrazo.
Carolina.
Hace 20 años viajé con mi papá a la Florida y a México; nunca había escuchado a mi papá reírse, tampoco conocía muchas de las historias que me contó en esos días, mucho menos sabía yo de sus temores ni de sus sueños. Durante esos 45 días re-conocí a mi papá como una persona completamente distinta, una persona que me resultó más "amable" quizás porque era mucho más que mi papá o el esposo de mi mamá. Mi papá se permitió actuar distinto cuando se sintió libre de la mirada del círculo social donde él ya tenía una identidad definida, un rol que desempeñar.
Y esto ¿qué tiene que ver con Ana Karenina? Pues que nuestras maneras de relacionarnos, de valorar y de expresar las emociones pueden estar sometidas a la censura social sin que nos demos cuenta. La censura social no es sólo "el castigo", sino la prescripción de lo que está bien o mal: la censura social pone los cauces de nuestro fluir afectivo.
Hoy en Tenemos que hablar... Ciclo Amores de Novela 3. Ana Karenina y la censura social.
Ahora es tu turno, recuerda que no hay aprendizaje sin acción.Reflexiona: ¿Qué ideas tienes acerca de cómo es "una buena relación"? ¿De que formas juzgas las relaciones de los otros (semejantes a ti, como tus amig@s o parientes? ¿Qué te impiden hacer, sentir o expresar estas ideas? ¿Qué posibilidades se abrirían para ti si no tuvieras esos "debería" en tu cabeza?
Gracias por ver, por leer, por reflexionar y por estar dispuest@ a aprender. Gracias también por ayudarme a extender esta conversación invitando a tus amigos a entrar en www.carolinaalonsoc.com
Un abrazo,
Carolina.