Mi miedo al dolor que me ha privado de sentir intensamente

​Cuando escuché esta mezcla de "brutal" + "beautiful" para referirse a la naturaleza misma de la vida quedé atrapada por el concepto. Cuando algo se instala así en mi cabeza es porque necesita que le preste atención. Entonces lo hice...  Resulta que mi miedo al dolor ha hecho que yo disminuya lo "brutal" de las […]

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​Cuando escuché esta mezcla de "brutal" + "beautiful" para referirse a la naturaleza misma de la vida quedé atrapada por el concepto. Cuando algo se instala así en mi cabeza es porque necesita que le preste atención. Entonces lo hice... 

Resulta que mi miedo al dolor ha hecho que yo disminuya lo "brutal" de las experiencias difíciles y tristes que tengo; parece que tengo la habilidad de restarles "peso", por decirlo de alguna manera. El daño colateral es que también le quito peso a las experiencias gozosas, bellas y buenas; así que tampoco tengo lo "beautiful". Y la vida se ve bien... Sensata, equilibrada... Podríamos pensar que esa es la idea. Pero no. A mi vida yo le he restado intensidad, brillo, grandeza, gozo por el miedo inmenso que le tengo al dolor.

Ahora te cuento una experiencia brutiful que puedo ver con claridad: a mediados del 2015 terminé de escribir mi libro La Aventura Amorosa: Preparándote para amar. En él recojo mis investigaciones y reflexiones de 15 años. Llevaba un buen tiempo aplazando su escritura hasta que, como parte de mi formación como Integrative-Shadow Coach me lo propuse como un reto y lo logré.  El día que terminé, salí de mi oficina dichosa, muy orgullosa y, con la sonrisa del Gato Cheshire, le dije a Camilo:  "Terminé mi libro". Y no pasó nada... Fue como si, no sé, acabara de enviar un mail.  El dolor fue inmenso y todas mis inseguridades sobre el valor de lo que hago salieron a hacer fiesta en mi cabeza.  Así que imprimí una copia del libro y no volví a hablar de ello.  

Hay una manera de asumir la existencia desde la serenidad que, al provenir del amor y de la confianza, no le resta intensidad a la vida, sino que abraza todo lo que pasa y lo que nos generan estas experiencias. Esta es la serenidad que buscamos en nuestros caminos espirituales. Pero yo todavía no estoy allí, lo que he hecho por mucho tiempo es "aplanar" la vida, desde el miedo sin duda y creyendo que, quizás así, podría sentirme en paz.  

Estoy aprendiendo a aceptar y disfrutar tanto lo hermoso como lo brutal de mi vida. Permitirme ser vulnerable y poder compartir lo que me pasa con mi "compañera de vulnerabilidad" ha sido fundamental en este aprendizaje. Hoy quiero compartirlo contigo...

Un abrazo con todo mi amor,
Carolina.