A los 14 años me enamoré de mi profesor de trigonometría; fue vergonzoso no entender nunca las identidades trigonométricas. A los 17 estuve muy, muy enamorada de Mel Gibson (yo sé, errores juveniles); luego vinieron Jonhy Depp, Edward Norton y, recientemente, Paolo Giordano (búsquenlo en Google, por favor). Tuve también un par de enamoramientos intensos y reales... Sólo uno de ellos me rompió el corazón; los otros se fueron deshaciendo como galletas en leche, dulce y lentamente.
En cambio creo que sólo he amado, amado de verdad, con todos los aprendizajes que eso trae consigo, a Camilo. Enamorarse y amar son dos cosas muy distintas; infortunadamente, en nuestra cultura, se les confunde y eso genera expectativas e imaginarios que nos impiden emprender las verdaderas aventuras amorosas.
Hoy Tenemos que hablar... Sobre cuáles son las diferencias entre enamorarse y amar y los costos que trae confundirlos.
Ahora es tu turno, recuerda que no hay aprendizaje sin acción.Sólo pregúntate: ¿Qué hace que, a veces, me de miedo amar y ser amad@?
Gracias por ver, por leer, por reflexionarte y atreverte a aprender. Gracias también por ayudarme a extender esta conversación.
Un abrazo,
Carolina.