Entonces yo creo que todas las personas con quienes nos relacionamos son necesarias. Y como a veces nos cuesta tanto reconocer la verdad, pues necesitamos varias relaciones que nos den la oportunidad de hacerlo...
Mi papá, por ejemplo, tenía fama de "bravo", siempre parecía de mal genio, nunca sonreía en las fotos... Al rededor suyo tocaba "andar con cuidado", como en un campo minado... Y yo era "la niña de sus ojos", a mí nunca me pegó, ni me regañó siquiera. Así que, aunque nunca tuve la experiencia de su ira, la temía igual que todos en mi familia... Todas las noches me mandaban a llevarle la comida y a estarme con él; era como ser la doncella que apacigua al monstruo y cada noche debe realizar el sacrificio... (Muchos años después, tuve la fortuna de conocer otra versión de mi papá, su verdadera esencia... aunque el aprendizaje sobre quiénes eran los hombres y cómo yo debía comportarme con ellos ya estaba instalado en mí.)
El miedo, el silencio, el sacrificio y la soledad eran algunos de los ingredientes de mi receta relacional... Y encontré a quienes podían ayudarme a sanar, o sea, a quienes podían recrear conmigo esa trama. Eran versiones distintas -nunca estuve con hombres físicamente violentos, porque esa no era mi herida- y las historias también se construían de acuerdo con la edad y el entorno; pero el miedo, el silencio, el sacrificio y la soledad se mezclaban siempre con otros ingredientes que, incluso, disimulaban los sabores, olores y texturas de esos ingredientes esenciales...
Encontrar los ingredientes esenciales de tu trama relacional es el primer paso para poderlos sacar de tus nuevas recetas, así como agradecer y perdonar a quienes representaron contigo variaciones de esa trama original es el siguiente paso. Agradecerte y perdonarte también... A veces tenemos que llegar a un límite, a veces tienen que pasar otras cosas para que digamos: "No quiero más de esto en mi vida, debe haber otra manera" para que el alma comprenda que ya se cumplió el aprendizaje y pase al siguiente "nivel" de posibilidades...
Si sientes esa inquietud del "ya no quiero más esto en mi vida, debe haber otra manera", es tiempo de aprender y sanar conscientemente, es tiempo hacerle el duelo a esas historias y de prepararte para amar...
Un abrazo amoroso,
Carolina.