El asunto es este: cuando nacimos y nos vistieron de rosado, nos adjuntaron un manual escrito en letra menuda, redactado según las expectativas de aquellos que nos rodeaban. No sólo nuestros parientes, sino un sinnúmero de personas que no nos conocían -ni nos conocen- a quienes podemos agrupar bajo el rótulo "Sociedad".
El manual traía de todo: pautas de acción, modales, uso del lenguaje, actitudes para cada ocasión, vestuario, etc. Y, claro, sanciones y recompensas, tiempos adecuados y fechas de caducidad, relaciones permitidas y prohibidas, emociones de expresión aceptada y otras de expresión vedada, en fin: un sistema completo de roles, funciones e instrucciones detalladas.
Claro, este manual se diseñó con base en el pasado que tenía por objetivo preservar; en una tradición sostenida por una estructura de poder que no podía cuestionarse. Y nosotras, con nuestro mameluco rosado, sin tener voz ni voto en el asunto, aceptamos usar y seguir el dichoso manual.
Los años pasaron y nosotras resultamos desobedientes. En muchos momentos pagamos el precio; en otros, encontramos la satisfacción de romper las reglas y recibimos recompensas no contempladas en el manual: libertad, autenticidad, creatividad, curiosidad, aventura, juego...
Con la madurez, cuando dejamos el rosa y optamos por el rojo o por el negro, aprendimos a leer la letra menuda, empezamos a cuestionar la validez de sus preceptos, dejamos de temer el derrumbe de la estructura, exploramos nuestro poder, empezamos nuevas tradiciones.
Y hallamos la complicidad de tantas otras mujeres desobedientes, encontramos el amor de las amigas, las conversaciones sin juicios, las preguntas para las cuales pudimos ver diversas respuestas, tan diversas como particulares y únicas éramos cada una de nosotras y nuestras historias.
Hemos aprendido a vivir sin manual de instrucciones. Esto es, a veces, más incómodo para quienes nos rodean que para nosotras mismas porque elegimos vivir una vida propia, ser las autoras de nuestro relato. No es fácil, no... pero es, sin duda, mucho más interesante y gozoso.
Se trata de vivir en la plenitud de quienes somos, no en la insuficiencia de lo que quisieran que fuéramos.
Hoy tengo dos regalos para ti... no importa si eres mujer o no.
El cuento Yo, la otra y una invitación a escuchar Coordenadas del Alma.
Yo, la otra
del libro A través de las grietas - Carolina Alonso C.
Ilustración: Laura Gómez
YO-LA-OTRA-Cuento-de-Carolina-Alonso-C.Espero que los disfrutes y los compartas.
Un abrazo,
Carolina.
gracias por compartir, que rico escucharlas, las amigas son esas conexiones que siempre traen algo divino a revelarse y mostrarse.
Vaya , me sentí retratada. Fue fascinante leerlo. Me encantó. Siempre he pensado que es una sociedad hecha por hombres y para hombres.