Quizás alguna vez has recibido esta recomendación: "Suelta el control, permite que las cosas fluyan..." Y te ha parecido lógica, sensata... "Claro, tengo que soltar el control, eso es... Ajá, sí. Soltar el control... —aquí paras, respiras, juntas las puntas de tus dedos pulgares y corazones— soltaaaar el controool, soltaaaar el controoooooool —repites— y...mmmmm..."
No puedes, no pasa, no sientes que estés fluyendo, no logras que tu mente pare de buscar explicaciones, soluciones y alternativas. Entonces te frustras porque no tienes control sobre tu controladora mente!!!
Bueno, a mí me ha pasado. Yo he intentado dejar fluir... Y después de unos minutos, horas o días, he regresado al frenético rol de "Gerente General del la Vida".
Hoy voy a compartir contigo un hallazgo reciente, un método sencillo que me ha permitido abrir la posibilidad de no controlar, de dejar el timón en "algo" mejor calificado para guiar la nave.
Ahora es tu turno, recuerda que no hay aprendizaje sin acción.
- Haz la práctica, siguiendo las indicaciones del video.
- Escribe durante un tiempo: reflexiona sobre qué es lo que temes que suceda si dejas de "controlar". Permite que la escritura te guíe a respuestas que vengan desde otro lugar...
- Prueba realizar esta práctica en varias situaciones y observa qué te pasa, qué sientes; sólo observa con amorosa curiosidad.
Como siempre, gracias. Gracias por leer, por ver, por reflexionar y actuar. Gracias por ayudarme a extender esta conversación. Un abrazo con todo mi amor.
Carolina.