Cuando las heroínas emprendemos la aventura de convertirnos en las protagonistas de nuestra historia, aparece un primer oponente enorme: se trata de un monstruo gigante que nos acusa de ser egoístas. En su voz resuena el eco de muchas voces que durante años (en la historia personal y en la colectiva) han querido silenciar el llamado de nuestra alma. Necesitamos aprender a identificarlo y a callarlo. Hacer lo que el alma nos pide es un verdadero acto de amor y de generosidad.