un par de expectativas que, revisadas, se desbarataron

Imagen

La semana pasada hice dos cosas que quería hacer desde hacía tiempo y no me atrevía. Ahora, que son hecho cumplido, quise comprender por qué tenía tanto miedo. Pues bien, se trataba de mi miedo a defraudar expectativas... 

Lo primero que hice fue cortarme el pelo: corto, de cuello descubierto. El martes, después de una maravillosa sesión con mi terapeuta, tomé la decisión y me fui directo al Taller del Pelo. El proceso tuvo 2 momentos: mientras veía cómo las tijeras en manos de Daniel cortaban mechones de 20 centímetros sentí miedo, muuuucho miedo, un grito interno "AAAAHHHHH" y luego una voz que decía "Ya ni modo".  Después, cuando comencé a verme, a una nueva yo más parecida a la "Bella Carolina" que tengo en mi cabeza desde hace años, me sentí feliz, liberada, como cuando dos piezas encajan y pueden descansar.

Lo segundo fue escribir mi primer blog personal, el que leíste la semana pasada sobre mi miedo a hablar de mí. Lo escribí ese mismo día, con mi pelo recién cortado. Igual que con el pelo, cuando comencé a escribir sentía dolor de estómago y la garganta seca. Al terminar, mi sensación era de conexión, de profunda conexión. 

Así que al pensar en estas dos acciones y en el miedo que fui superando durante su ejecución, me doy cuenta de que tanto el pelo corto como la exposición personal rompen dos expectativas que estaban bien ancladas en mí: la primera, sobre lo que significa ser bella; la segunda, sobre lo que significa ser maestra.  Estas 2 expectativas ya estaban grabadas en mí, en ello radica su fuerza. 

Hay expectativas que los otros tienen sobre nosotros y las vemos, las cuestionamos y podemos neutralizar su influencia en nosotros. Y hay otras que, provenientes de múltiples fuentes, ya hacen parte de los discursos que definen nuestra narrativa. 

Verme bella y reconocerme digna de enseñar –a pesar de o quizás gracias a mi imperfección– es lo que por estos días estoy "trabajando". Se trata de un trabajo porque debo emplear mi energía para transformar algo en mi cabeza, para deshacer esas expectativas. 

Un abrazo con todo mi amor.
​Carolina.