A veces siento que mi trabajo como consultora es como "algo al margen" de mi verdadero camino. Sin embargo, la vida abre posibilidades a ese lado de la margen una y otra vez, por lo que me veo obligada a pensar en cómo vivo mi propósito integralmente: en todos los dominios de mi vida...
Ahora mismo estoy en Ibagué, una ciudad pequeña de Colombia, acompañando a los líderes de una empresa y a sus equipos a conversar sobre cómo alcanzar sus objetivos a partir de relaciones de verdadera colaboración que hagan de sus 44 horas semanales dedicadas al trabajo algo que los entusiasme y los satisfaga... Mmmmm... Sí, esta es una manera de ayudar a restablecer la conexión, sin duda.
Cuando encuentro sentido para mis acciones diarias mi manera de realizarlas cambia completamente: siento alegría y mi disposición es a disfrutar y a aprender. Si, por el contrario, no veo este sentido, me cuesta levantarme, me quejo con más frecuencia, quiero que termine pronto y me canso mental, física y anímicamente. No me gusta sentirme así... Y me doy cuenta de que es fácil caer por el precipicio del sin-sentido.
¿Qué hace que vivamos una vida con sentido? Esta ha sido una pregunta que las filosofías y religiones del mundo a través de la historia se han hecho una y otra vez. Claro, últimamente nos ocupamos mucho de "ser felices"... Buscar la felicidad no necesariamente conduce a vivir una vida con sentido; por otra parte, vivir una vida con sentido sí nos hace felices, aunque no sea fácil, aunque no siempre tengamos "lo que queremos"... Por eso creo necesario volver una y otra vez a la pregunta por el sentido...
Pertenecer y sentirnos vinculados, salir de nosotros mismos y servir a otros, conectarnos con algo más grande que nos contiene y nos guía, contar la historia de nuestra vida como un regalo para otros, tener una actividad que nos inspire y que contribuya a la belleza, la bondad y la verdad de la Vida... Para mí, las claves del sentido están en estas condiciones. También en la decisión, consciente y activa, de vernos y re-configurarnos una y otra vez para que la vida que vivimos sea cada vez más parecida a esa vida que anhelamos.
Hoy quiero invitarte a que notes cuándo te sientes conectada, conectado, al sentido y cuándo no: qué sientes diferente, cómo actúas diferente... Sólo observa, con amorosa curiosidad, con auténtico deseo de comprender...
Un abrazo,
Carolina.